cada mañana
septiembre 7th, 2006La vida regida por el ridículo
entrega 3
6 de septiembre año 2006
Cada mañana
Cada mañana me levanto, me visto, trato de peinarme, algunas veces hasta me lavo los dientes, me pongo algo de colonia; suficiente para no olerme a mi mismo ese olor que, de cualquier manera, ya no reconozco. Qué extraño recordar tan bien el tuyo, aunque nunca más pueda volver a recuperarte para todos mis días. Ese aroma permanece, tan fresco, sutilmente poderoso, como el soplo del mar antes de que estalle la tormenta.
El espejo se ha cansado de mentir, se ha convertido en el único testigo que vigila el ritual de mis mañanas, ya me cuesta verificarme, reconocerme. Qué extraño es el tiempo, cada segundo nos va matando y a la vez, nos construye una memoria que algún día será de nadie.
Eso es lo que veo cada mañana cuando, con torpeza, trato de atinar el jabón a mi rostro, cuando intento meter mi cuerpo en el alma y me doy cuenta de que la sombra me va quedando cada vez más grande. Me ato los zapatos y salgo a tratar, otro día más, de respirar, aunque sé que voy evadiendo los restos hermosos del imposible olvido de tu piel.
Así, cada mañana.
P.F.