a cambiarse de planeta
octubre 6th, 2006
De plano me tuve que ir a dar una vueltita a la manzana para calmar los nervios, tuve que salirme de la oficina para sentir un poquito el fresco, agradable.
Viernes de cielo azul con sol…
Esta mañana pude sentir la presencia del otoño apenas manifestándose, parece que el verano se ha estado despidiendo en los últimos dos días, este viento parece el anuncio de su fin.
Y tuve que salir porque últimamente cometo el error de leer todas las mañanas las noticias por Internet, ya no sé si lo hago por morbo o tortura y porque siento la necesidad de estar ‘bien informado’ (sic). Pero cada día juro que ya no lo vuelvo a hacer, y tengo que reconocer que es el morbo lo que me empuja, ya de plano el puro pinche morbo, para abrir el explorador y aventarme algunos periódicos nacionales y extranjeros para darme cuenta que este país de verdad es el país dónde todo, pero de verás, todo, puede pasar, suceder, ser, existir, resistir, coexistir.
Quiero cerrar los ojos para no ver tanta estupidez desbordándose, pero tanta, que parece baba de gigante cayéndonos en catarata, porque si la estupidez doliera nuestro gobierno, nuestros representantes, los que deciden nuestra vida y nuestra muerte el índice de nuestro salario mínimo, vivirían en un grito eterno, infinito.
Entonces me salgo a caminar para pensar en las cosas simples de la vida, (¿qué son las cosas simples de la vida?) a fumarme un cigarro, a no darme cuenta, a ignorar que vivo en el país del mago magusín, en el país de las cosas increíbles.
Para qué ir a pagar por ver El Ilusionista de Edward Norton, si aquí ya tenemos a los nuestros.
No quiero pensar ni en Oaxaca, ni en Atenco, ni en Pasta de Conchos, ni en los ilegales ahogados, ni en los niños o los viejos de la calle, ni en la desigualdad ni en la pobreza ni en la impunidad ni en la doble moral ni en el sarcasmo ni la hipocresía ni en la mentira ni en el gran capital ni en nada, nada…
Sólo salir a caminar con la mente en blanco, tan sólo una vuelta a la manzana para tranquilizar la taquicardia de la conciencia.
Pero parece que esto no se acaba ni se acabará, porque la rutina de mi morbo se repetirá, de seguro, el próximo lunes y así, así, así…
Bueno ya descansaremos de bien a bien cuando nos cambiemos de planeta.
Ah, no se puede, lo olvidaba.
P.F.