La vida regida por el ridí­culo :: Todo se puede en México…

La vida regida por el ridí­culo

recomendaciones cinematográficas

abril 22nd, 2008

Gracias a   la celebración de los 101 años de su natalicio, La vida regida por el ridículo hace un humilde, pero muy sincero homenaje   a Don Gabriel Figueroa Mateos.

El ojo mágico
  

Poco puedo decir de Gabriel Figueroa que no sepamos todos,   sólo expresar mi más profunda admiración porque él supo compartir con nosotros su punto de vista, sus sueños,   su ojo mágico, ahora imprescindible en la iconografía cinematográfica de México y del mundo entero.

Además, por primera vez, el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, rinde homenaje a la obra de un cinefotógrafo, precisamente, Gabriel Figueroa (Ciudad de México 24 de abril de 1907, 27 de abril de 1997) Organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en colaboración con la Fundación Televisa, American Express, Samsung y el Instituto Mexicano de Cinematografía, la exhibición permanecerá abierta hasta el próximo 4 de mayo.

Expertos y curadores han afirmado que los materiales que se exhiben muestran por sí mismos los intercambios y colaboraciones que vincularon al cinematógrafo con otros creadores y otras miradas, como los directores Luis Buñuel, Sergei Eisenstein, Emilio El Indio Fernández, Roberto Gavaldón y John Huston, los pintores José Clemente Orozco y Diego Rivera, el grabador Leopoldo Méndez, los fotógrafos Manuel Álvarez Bravo y Luis Márquez, y los escritores Mauricio Magdaleno, Juan Rulfo y B. Traven.

El debut de Figueroa como cine-fotógrafo fue en Allá en el Rancho Grande (1936), de Fernando de Fuentes, película que fundó el género de la comedia ranchera. En la década de los años 40 y 50 rodó varias de las cintas de la llamada época de oro del cine   Mexicano.

Gabriel Figueroa, El maestro de la luz y de la sombra, como llegó a conocérsele,   hizo una magnifica mancuerna con Emilio El Indio Fernández. Al igual que valiosísimas colaboraciones con Luis Buñuel.

Se dice que a Gabriel Figueroa y a Emilio Fernández los separó el color. Cuando Figueroa empezó a hacer cine en color y El Indio no quería entrar a esa revolución del technicolor fue entonces cuando dejaron de trabajar juntos.

El fotógrafo que siguió trabajando con El Indio Fernández fue Alex Phillips, (después haremos algunas precisiones más profundas sobre el magnifico trabajo de este otro gran fotógrafo) pero se dice que siempre reconoció que Figueroa era su adoración. Eran muy amigos. Los separó también el hecho de que Gabriel era decente y él no, según palabras del   mismo Indio Fernández.

Sus primeros trabajos fueron como fotógrafo en películas «Revolución» de Miguel Contreras Torres. Además de trabajar con directores mexicanos, Gabriel Figueroa trabajó también para Hollywood, colaborando con directores de la talla de John Ford y John Houston.

En 1950 realiza la fotografía de «Los olvidados, de Luis Buñuel.
  

Fue candidato al Premio Oscar a la mejor fotografía por «La noche de la iguana» (1964).
  

A continuación el link oficial de Gabriel Figueroa donde los interesados podrán revisar con mayor detalle   datos biográficos, filmografía, galerías de fotos etc.

Vale la pena:

http://www.gabrielfigueroa.com/
  

Pinguino Frog
  

recomendaciones cinematográficas

abril 9th, 2008

  

Comparto con ustedes este reportaje de Ernesto Márquez del periódico la Jornada México D.F. sobre el nuevo cine que se está haciendo en Africa, este continente que parece que empieza a empujar con propuestas bastante interesantes.

  

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Tumbando Caña

Ernesto Márquez
marquezernesto@yahoo.com

–  Conocer África a través de su cine

Poca gente en realidad conoce la riqueza y variedad del cine africano que, aunque incipiente, es uno de los desarrollos más originales y llamativos de la industria fílmica mundial, ya por las condiciones en que se hace o por sus valores intrínsecos.

El cine en África, más que una labor artística con propósitos de entretenimiento, es asumido por sus realizadores como ejercicio fundamental para contar la realidad de su gente, su lucha, sus sueños, sus esperanzas, en fin, la búsqueda de su identidad.

A partir de esa idea se debe apreciar lo que surge de África en materia fílmica.

África ha sido siempre un continente del gesto, de la palabra, de la imagen y del sonido. Por lo que se infiere que el arte fílmico conlleve características diferenciadas respecto al de otros desarrollos. Puede ser un cine pobre, en términos económicos, pero inmensamente rico en contenidos.

Su temática aborda tópicos tan diversos que van de las tradiciones ancestrales, que se conservan en la mayoría de esos países, y el choque con la modernidad, al papel de la mujer en sociedades patriarcales, la emigración a metrópolis occidentales, las diferencias y conflictos generacionales, la sexualidad, la resistencias y autoafirmación de los jóvenes, hasta argumentos de ficción basados en narraciones orales o novelas de escritores africanos

En general puede observarse en el cine africano un interés en sus autores por enseñar, por educar la conciencia del público. Gracias a esa actitud, a esa filosofía, han logrado imponer una manera de hacer filmes que subvierte las formas del cine de género, con lo que han logrado historias creíbles, con poesía en sus imágenes y actuaciones (con actores que no lo son, o por lo menos no en el sentido profesional) grandiosas por su naturalidad y frescura.

Debido a eso los lerdos en la materia afirman que el cine africano está demasiado lejos de los estándares convencionales, por lo cual no tiene futuro.

Lo cierto es que, a diferencia del cine occidental, el africano no se inclina por fórmulas preconcebidas para satisfacer un mercado, sino que su interés primordial radica en la búsqueda y exposición del espíritu africano, mismo que se desprende de valores y situaciones que le es indispensable contar.

Al menos así lo hizo saber en una entrevista el connotado cineasta burkinabés Idrissa Ouedraogo: ‘Muchos de los profesionales del cine africano estamos comprometidos con la búsqueda de la identidad africana, ya sea en género de ficción o en documentales (…) El cine africano no hay que tratarlo como un entretenimiento folclorista o un compendio de paisajes exóticos, sino como un documento de nuestra realidad, de nuestros sueños y nuestras pesadillas’.

Y reiteraba: ‘Para mucha gente, África es la guerra, la pobreza, el hambre… Claro, es lo que principalmente difunden los medios de comunicación (…) Por eso es importante que vean nuestro cine, que conozcan lo que hacemos. Es el único modo de mostrar lo que verdaderamente pasa en nuestros países, en nuestras comunidades, en nuestras aldeas. Para nosotros el cine es luz, alegría, fiesta, vida…. pero es también nuestra conciencia, y nuestro mensajero. Eso que no se olvide’.

De todas formas no se deja de observar la tupida maleza de perjuicios que cubre al cine africano. Males endémicos como los de distribución, difusión, falta de salas de proyección, inclusive en el propio continente, que no lo dejan crecer. Problemas de años, como los políticos, que impiden el apoyo de los gobiernos y propician la búsqueda de financiamiento en países de Europa, que lo brindan a cuentagotas.

Pero los cineastas africanos, fieles a la idea de que ‘el cine debe ser una herramienta educativa de primera magnitud’, han decidido no permitirse ningún tipo de debilidades y mucho menos caer en lamentaciones estériles. Saben que la cosa no se resuelve gritando  ¡help me!, sino con decisión y sobre la marcha.

Así es como está surgiendo una industria cinematográfica africana. Una que, pese a todas sus limitaciones, genera películas como las que ahora se exhiben en Africala, el festival de cine africano en América Latina, que concluye el 23 de abril. Para mayor información consulte la página   

www.africala.org

  

recomendaciones cinematográficas

abril 3rd, 2008

El director de las dos cabezas
  

En esta ocasión La vida regida por el ridículo hace un humilde reconocimiento a dos directores-escritores que han sabido muy bien conjugar sus talentos.

Que han inventado un lenguaje cinematográfico muy original, donde el sarcasmo, la ironía,   las contradicciones de la vida cotidiana, toman una relevancia   esencial.

Los hermanos Joel ( Estados Unidos, 1954) e Ethan (Estados Unidos, 1957) Cohen han hecho una carrera de poco en poco, sin muchas prisas, pero en un constante ascenso que los coloca hoy en día como el dueto de directores-escritores más reconocidos y exitosos de todo el mundo cinematográfico.

Aquí cabría hacer la precisión que, aunque ambos escriben y ambos dirigen, la responsabilidad de escribir o adaptar   recae más en Ethan y Joel es el que se encarga más de los detalles de la producción, la fotografía, las locaciones.

La interpretación de los actores tal vez sea lo que más comparten cuando hacen sus películas,   a ambos les gusta dirigir las actuaciones,   y casi siempre se complementan sus puntos de vista

No en vano son conocidos desde hace un tiempo como ‘el director de las dos cabezas’.

Me encantan sus guiones, la manera que tienen de contar historias, de irlas armando en un andamio de sorpresas y que siempre nos van llevando con un ritmo constante que hipnotiza.

Su estética fotográfica siempre es impactante, constante en todas sus películas, pero en mi opinión llega a su total madurez en esta su última entrega No country for old man que, para mi, es una de sus más brillantes.

Mención aparte tenemos que hacer del magnífico papel hecho por   Javier Bardem en esta cinta, qué transformación tan impactante, unos de los villanos más fascinantes que haya podido ver desde el maravilloso Dennis Hopper interpretando a Frank Booth en Blue Velvet de David Lynch.

Por esta razón Javier Bardem ganó el Oscar al mejor actor de reparto.

Los hermanos Joel e   Ethan Cohen han obtenido numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera entre los que podríamos destacar:

Joel Cohen ganó el premio como mejor director y la Palma de Oro del festival de Cannes en el año   de 1991 por Barton Fink.

En 1996 ganó el premio como mejor director y fue nominado a la Palma de Oro del Festival de Cannes por Fargo

De nueva cuenta ganó el premio como mejor director en Cannes por The Man Who Wasn’t There (2001), teniendo que compartir el premio con David Lynch por Mulholland Drive.

Y como todos sabemos,   en la más   reciente ceremonia de los Premios Oscar Joel ganó el premio para el mejor guión adaptado, compartiendo el premio con Ethan, al igual que la estatuilla para el   mejor director y mejor la película.
  

Recomendamos tres películas realizadas en momentos distintos de su carrera que estoy seguro no van a decepcionar:

  

Barton Fink (1991)
  

The Big Lebowski (1998)
  

  

No Country for Old Men (2007)
  

Aunque la mejor opinión siempre será la de ustedes, que las disfruten

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