La vida regida por el ridículo.
29 de agosto año 2006
Si, mi vida, y creo la de muchos, está regida por el ridículo, por la ironía.
Muchas veces esto se hace evidente hasta en la cola del supermercado (para mayores referencias ver el cortometraje de ‘Adiós mamá’ de Ariel Gordon).
‘Porque los mexicanos aguantamos todo’ esto resume nuestra resignación a la fatalidad que sólo una vida regida por el ridículo nos puede dar.
O que tal cuando el equipo mexicano de fútbol ‘el equipo de todos’ (sic) pierde en todas las competencias oficiales.
A poco no nos es familiar el titular en los periódicos:
‘Jugamos como nunca, pero perdimos como siempre’
Sí, como siempre.
Sabios Don Octavio Paz con su libro El Laberinto de la Soledad (me pongo de pie) y Don Alfonso Reyes con su Visión de Anahuac (y me pongo de pie otra vez) por ilustrarnos, iluminarnos, sin exagerar, sobre lo ridícula y precaria de nuestra condición en el mundo como mexicanos.
La sabiduría popular y en este caso la de Porfirio Díaz (que más sabía por viejo y cabrón que por Porfirio) resumió nuestra condición de extrema ironía: ‘Pobrecito México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos’ y para siempre…aaaaaagggg, y es cuando empezamos a sentir ese ligero y familiar mareo.
Algunos amigos que me conocen bien piensan que soy un poco (o un mucho) ‘oscuro’ buen eufemismo para decir ‘pesimista hijo de la chingada’. Pero por el contrario, más que pesimista, pienso que mi defecto es ser demasiado relista, y más que ser realista tengo confianza en mi instinto para poder identificar situaciones de extrema ironía, y no es que espere el peor de los escenarios, sólo es análisis de la realidad circundante, aaahhh cuánta razón tenía Ortega (José Ortega y Gasset) ‘el ser y (además) su circunstancia’ entonces aunque uno quiera ‘ser positivo’ o quiera dejar de ver ‘el peor de los escenarios’ la incógnita es: ‘cómo poder tapar el sol con un dedo’.
No quería tocar el tema de la política tan pronto, pero ahora, con la decisión del tribunal electoral (con minúsculas) ‘Yo confío en el tribunal, porque el tribunal cuenta mi voto’ (sic) ( de nuevo el ligero y familiar mareo, pero un poco más acentuado, aunque no me decepcionaron con su decisión, al contrario) que nos impone un presidente que a todas luces es protagonista de un golpe de estado, de un fraude cibernético y ‘a la antigüita’ y, otra vez, a empezar, seis años de ‘quién sabe qué’ con ‘quién sabe quiénes’ y ‘quién sabe hacia dónde’ nos van a llevar los yunquistas del neopan, seguramente Carlos Castillo Peraza se revuelca en su tumba junto con Clouthier agarraditos de la mano).
Entonces no es cuestión de tratar de ver solo lo malo, pero ¿hay algo más?…
P.F.